El equipo liderado por José Serafín Moya ha desarrollado un producto biocida compuesto por polvo de vidrio que ha demostrado ser implacable con bacterias como la ya célebre 'Escherichia coli'. Es fácil de obtener, económico y lo más importante, no es tóxico para la salud ni para el medio ambiente.
El trabajo, financiado por la Fundación ITMA, fue publicado la pasada semana en la revista 'Advanced Biomaterials'. La investigación ha sido desarrollada conjuntamente por el Instituto de Ciencia de Materiales de Madrid y por el Centro Nacional de Biotecnología (CNB).
El producto fue patentado hace un año y medio y podría comenzar a comercializarse de manera inmediata. Varias empresas asturianas se han mostrado ya interesadas en producir este biocida, que entre otras aplicaciones, podría utilizarse para fumigar cultivos y desinfectar agua y alimentos. Es decir, sería eficaz para prevenir brotes como el que estos días está haciendo estragos en el norte de Europa.
José Serafín Moya, autor principal de esta investigación, asegura que es que el polvo de vidrio "fulmina en 24 horas las bacterias de cualquier cepa de 'E. coli', pues destruye la membrana celular. Una vez que la rompe, la bacteria muere". A pesar de que la mayoría de las cepas de esta bacteria, que vive en los intestinos de los animales, son inofensivas, algunas de ellas pueden provocar graves diarreas hemorrágicas e incluso causar la muerte.
El trabajo, financiado por la Fundación ITMA, fue publicado la pasada semana en la revista 'Advanced Biomaterials'. La investigación ha sido desarrollada conjuntamente por el Instituto de Ciencia de Materiales de Madrid y por el Centro Nacional de Biotecnología (CNB).
El producto fue patentado hace un año y medio y podría comenzar a comercializarse de manera inmediata. Varias empresas asturianas se han mostrado ya interesadas en producir este biocida, que entre otras aplicaciones, podría utilizarse para fumigar cultivos y desinfectar agua y alimentos. Es decir, sería eficaz para prevenir brotes como el que estos días está haciendo estragos en el norte de Europa.
José Serafín Moya, autor principal de esta investigación, asegura que es que el polvo de vidrio "fulmina en 24 horas las bacterias de cualquier cepa de 'E. coli', pues destruye la membrana celular. Una vez que la rompe, la bacteria muere". A pesar de que la mayoría de las cepas de esta bacteria, que vive en los intestinos de los animales, son inofensivas, algunas de ellas pueden provocar graves diarreas hemorrágicas e incluso causar la muerte.
Un hallazgo inesperado.
Además de ser infalible con 'E. Coli', es eficaz para luchar contra un amplio espectro de microorganismos. Para llevar a cabo la investigación, además de diferentes cepas de 'Escherichia coli' (una bacteria gram negativa) los investigadores utilizaron muestras de la bacteria 'Micrococcus luteus' (gram positiva) y de la levadura 'Candida krusei'. "Por eso podemos confirmar que se trata de un biocida inorgánico de amplio espectro. Lo normal es que estos productos sean muy específicos. Es decir, que sean antibacterianos, o bien fungicidas (combaten hongos y levaduras). Hemos realizado muchos más ensayos con otros tipos de levaduras y de bacterias muy resistentes a los antibióticos (por ejemplo, 'Pseudomonas aeruginosa') y nuestro vidrio las fulmina en 24 horas", asegura Moya.
"Los resultados fueron tan sorprendentes que al principio no nos los creíamos. Repetimos muchas veces las pruebas para comprobarlo", señala el investigador desde su despacho en el Instituto de Ciencia de Materiales de Madrid.
Respetuoso con el medio ambiente.
Según explica Moya, el producto tiene una composición muy parecida al vidrio utilizado en la fabricación de ventanas y botellas, aunque contiene más calcio.
A diferencia de los biocidas orgánicos utilizados para luchar contra las bacterias, el polvo de vidrio es un material inorgánico respetuoso con el medio ambiente: "Sólo contiene calcio, sílice, óxido de sodio y algo de boro, los mismos componentes que encontramos en suelos convencionales. Se podría incluso ingerir sin peligro", asegura el investigador. Los biocidas clorados, por ejemplo, son tóxicos en grandes cantidades y, por tanto, tienen un impacto ambiental.
El producto puede utilizarse para depurar agua. Si se usa en piscinas, se evitan las desventajas del cloro, que puede irritar los ojos y la piel. Otra ventaja de los productos biocidas inorgánicos, como el vidrio, es que son mucho más estables y no se degradan por el efecto de las lluvias o el cambio de temperaturas.
Según el científico, las aplicaciones de este producto van más allá del ámbito sanitario y el sector agrícola. Por ejemplo, podrá usarse también en prótesis dentales y en la fabricación de pinturas.
Producir este polvo es tan sencillo y económico como moler vidrio sodocálcico. Aunque aún no se comercializa, Moya calcula que costará menos de la mitad que el biocida más económico del mercado. Su reducido precio lo convierte en una opción interesante para los países en vías de desarrollo.
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