El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, en una declaración desde la Casa Blanca anunció la muerte del terrorista más buscado del mundo, Osama Bin Laden.
"Esta noche, estoy en condiciones de anunciar a los estadounidenses y al mundo que Estados Unidos lideró una operación que mató a Osama bin Laden, el líder de Al Qaida, un terrorista responsable del asesinato de miles de hombres, mujeres y niños inocentes", declaró Obama este domingo.
El líder terrorista murió en desarrollo de un operativo de las fuerzas armadas norteamericanas, que se produce casi diez años después de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001.
Obama afirmó que, tras haber recibido informaciones de inteligencia fiables sobre el lugar donde se encontraba Bin Laden, en Pakistán, la semana pasada dio la orden de atacar y hoy un grupo estadounidense condujo la operación, en la que, tras un intercambio de fuego, se hizo con el cuerpo del terrorista.
"Un pequeño grupo de estadounidenses condujo el operativo con un coraje y una capacidad extraordinaria. Ningún norteamericano fue herido. Ellos tomaron la precaución de evitar víctimas civiles".
Sin embargo, un alto funcionario del gobierno señaló que otras cuatro personas fallecieron en la emboscada contra la residencia del jefe de Al Qaida. "Además de Osama bin Laden, se dio muerte a tres hombres adultos en el operativo", dijo el alto funcionario a condición de anonimato.
"Dos de los hombres trabajaban como correos para Bin Laden y el tercero se cree que era un hijo adulto de ese jefe islamista", afirmó la fuente.
"Se dio muerte a una mujer cuando fue utilizada como escudo por un combatiente varón. Otras dos mujeres fueron heridas" en el operativo que duró menos de 40 minutos, agregó.
El presidente estadounidense precisó que Bin Laden fue ubicado en la localidad de Abottabad, en el norte de Pakistán. Previamente, la cadena CNN había citado a fuentes gubernamentales para afirmar que se encontraba en una mansión en las afueras de Islamabad.
"Esta noche, EE.UU. ha lanzado un mensaje inequívoco: no importa cuánto tiempo haga falta, se hará justicia", declaró el mandatario en su breve declaración.
El presidente estadounidense, no obstante, lanzó un llamamiento a la cautela, al indicar acerca de la posibilidad de que la red terrorista Al Qaeda pueda querer vengarse por la muerte de su líder.
"Debemos seguir, y seguiremos vigilantes, en EE.UU. y en el exterior", apuntó el presidente estadounidense, pues, dijo, "no cabe duda de que Al Qaeda seguirá intentando atacarnos".
La Casa Blanca ha dejado saber que todos los edificios e instalaciones oficiales de EE.UU., tanto en su territorio como en el exterior, se encuentran en alerta máxima, ante el temor a posibles represalias.
El Departamento de Estado lanzó inmediatamente una alerta para todos los viajeros estadounidenses.
"Dada la incertidumbre y la volatilidad de la situación actual, los ciudadanos estadounidenses donde recientes acontecimientos podrían provocar violencia antiestadounidense deberían decididamente limitar sus viajes", explicó la alerta.
Mientras Obama hablaba, en el exterior de la Casa Blanca se congregaban espontáneamente centenares de ciudadanos, con banderas estadounidenses y entonando lemas patrióticos y el himno nacional, para celebrar la muerte del enemigo número uno de EE.UU.
Las fuerzas armadas de Estados Unidos habían estado detrás del líder islamista durante años, un esfuerzo que se redobló tras los atentados contra el World Trade Center en Nueva York y el Pentágono que dejaron 3.000 muertos.
Pero Bin Laden siempre se las arregló para evadir a las fuerzas estadounidenses en su masiva caza del hombre, que se escondía en las zonas fronterizas entre Pakistán y Afganistán y que hoy murió durante un ataque a una de sus residencias, ubicada a cincuenta kilómetros al norte de Islamabad.
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