El juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz ha dictado auto de procesamiento contra los tres imputados en la causa del chivatazo a ETA en el bar Faisán: el ex director general de la Policía y la Guardia Civil Víctor García Hidalgo, el jefe superior de la Policía en el País Vasco, Enrique Pamies, y el inspector José María Ballesteros.
Ruz les procesa por colaboración con organización terrorista, además de por un delito de revelación de secretos. El juez también admite la posibilidad de que la presunta colaboración pueda considerarse un delito de encubrimiento, que supondría penas más bajas.
El chivatazo a ETA se produjo el 4 de mayo de 2006 en el bar Faisán de Irún e impidió el desarrollo de una operación policial contra el aparato de extorsión de ETA. En aquel momento, Alfredo Pérez Rubalcaba estaba al frente del Ministerio del Interior.
El juez señala que el chivatazo “impidió llevar a cabo la detención” de los integrantes de la red de extorsión y “la posible incautación de dinero procedente de alguna extorsión reciente, pudiendo facilitar que el mismo revirtiera en la propia organización terrorista”.
El titular del Juzgado de Instrucción número 5 de la Audiencia Nacional concluye que “en el presente momento procesal aparecen motivos bastantes para afirmar que los ahora procesados pudieron cometer delito de revelación de secretos y encubrimiento o colaboración con banda armada”.
Ruz ha recabado hasta 12 indicios contra los procesados. En concreto, destaca el conocimiento que tuvieron de la filtración a través de la baliza instalada en el vehículo de Joseba Elosua, dueño del bar Faisán y presunto enlace del aparato de extorsión de ETA y la persona a la que se dio el chivatazo.
También ha valorado las declaraciones prestadas por el propio Elosua, tanto ante la policía como en la propia Audiencia Nacional, así como el tráfico de llamadas de los teléfonos móviles entre las 11.10 y las 12.00 horas del 4 de mayo de 2006, momento en el que se sitúa la comisión del chivatazo.
Esta delación se produjo a través de una persona, presumiblemente el inspector Ballesteros según el auto de Ruz, quien habría entregado a Elosua un teléfono móvil con el que una tercera persona le alertó de la operación policial que iba a llevarse a cabo contra el aparato de extorsión de la banda terrorista.
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