Eran casi las 10 de la mañana cuando la alcaldesa de Almaraz, Sabina Hernández, escuchó en su despacho el peor mensaje que podía llegarle.- “Alarma nuclear. Acudan a los puntos de encuentro”, bramaba la megafonía repartida por el pueblo para el caso de que la nuclear vecina se convierta en Fukushima. Nada de eso. Un fallo o un sabotaje dispararon la alarma y generaron el pánico.
“Ha sido una alarma social, no nuclear. Todo el pueblo se ha echado a la calle”, explica Hernández. Almaraz (Cáceres, 1.400 habitantes) era un hervidero. Afortunadamente, explica, “los niños estaban en un campamento de verano viendo un descorche de alcornocal”. El director de relaciones institucionales de la nuclear acudió a la plaza del pueblo a explicar que ellos no tenían ningún problema. Uno de los reactores está parado por recarga y el otro funciona al 100%.
La alarma sonó durante unos 15 minutos hasta que la desconectaron. ¿Qué había ocurrido? La alcaldesa solo habla de “un fallo”, pero la Guardia Civil y la policía judicial investigan el sabotaje. La alarma solo se puede activar desde la subdelegación del Gobierno o desde una empresa de Madrid contratada por Protección Civil para gestionar el servicio.
Hernández insiste en que la parte del dispositivo en el pueblo funcionó correctamente. La nuclear también se desmarcó del problema: “El sistema, cuyo mantenimiento y gestión es totalmente ajeno a la Central Nuclear de Almaraz, ha reproducido un mensaje referente a concentración de la población en los puntos de encuentro establecidos”. Dentro de los niveles de alarma el que sonó es el de mayor gravedad.
El responsable de la campaña nuclear de Ecologistas en Acción, Francisco Castejón, consideró que “el vodevil” vivido en Almaraz “demuestra que los planes de emergencia nuclear españoles están mal implementados y que los alcaldes no conocen bien lo que tienen que hacer”. Además, en su opinión, se puso de manifiesto falto de coordinación entre Ayuntamientos, Protección Civil, Guardia Civil y el Consejo de Seguridad Nuclear: “Los simulacros son un desastre y hoy se ha visto que la gente no está preparada y no sabe qué hacer”. Los municipios nucleares reclaman desde hace años mejoras en infraestructuras y cosas básicas como cobertura de móvil para el caso de un accidente nuclear.
“Ha sido una alarma social, no nuclear. Todo el pueblo se ha echado a la calle”, explica Hernández. Almaraz (Cáceres, 1.400 habitantes) era un hervidero. Afortunadamente, explica, “los niños estaban en un campamento de verano viendo un descorche de alcornocal”. El director de relaciones institucionales de la nuclear acudió a la plaza del pueblo a explicar que ellos no tenían ningún problema. Uno de los reactores está parado por recarga y el otro funciona al 100%.
La alarma sonó durante unos 15 minutos hasta que la desconectaron. ¿Qué había ocurrido? La alcaldesa solo habla de “un fallo”, pero la Guardia Civil y la policía judicial investigan el sabotaje. La alarma solo se puede activar desde la subdelegación del Gobierno o desde una empresa de Madrid contratada por Protección Civil para gestionar el servicio.
Hernández insiste en que la parte del dispositivo en el pueblo funcionó correctamente. La nuclear también se desmarcó del problema: “El sistema, cuyo mantenimiento y gestión es totalmente ajeno a la Central Nuclear de Almaraz, ha reproducido un mensaje referente a concentración de la población en los puntos de encuentro establecidos”. Dentro de los niveles de alarma el que sonó es el de mayor gravedad.
El responsable de la campaña nuclear de Ecologistas en Acción, Francisco Castejón, consideró que “el vodevil” vivido en Almaraz “demuestra que los planes de emergencia nuclear españoles están mal implementados y que los alcaldes no conocen bien lo que tienen que hacer”. Además, en su opinión, se puso de manifiesto falto de coordinación entre Ayuntamientos, Protección Civil, Guardia Civil y el Consejo de Seguridad Nuclear: “Los simulacros son un desastre y hoy se ha visto que la gente no está preparada y no sabe qué hacer”. Los municipios nucleares reclaman desde hace años mejoras en infraestructuras y cosas básicas como cobertura de móvil para el caso de un accidente nuclear.
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