Se acabó lo que se daba. El Congreso de los Diputados votó ayer mismo a favor de suprimir la remuneración compensatoria por copia privada, o lo que se conoce con el nombre popular de canon digital. La propuesta, que por cierto fue presentada por el Partido Popular (PP), ha sido aprobada por la gran mayoría de los asistentes al Congreso de los Diputados con 331 votos a favor y 2 abstenciones. Lástima que el calendario político no permitirá hacer efectiva la legislación que tumbe de una vez por todas el canon digital, esa especie de impuesto revolucionario que pone los pelos de punta a los internautas y a los usuarios de tecnología en general, mientras gusta tanto a la SGAE y a sus acólitos.
Pero, ¿qué pasara de aquí en adelante hasta que el canon digital deje de ser una fórmula viable para recaudar? Pues bien, en realidad tendríamos que empezar por el principio. El hecho de que el PP haya presentado la propuesta responde al compromiso que junto al grupo de Convergencia i Unió (CiU) adquirió con el Partido Socialista (PSOE) al dar soporte parlamentario para aprobar la Ley Sinde. De esta manera, los mismos que abogan por la supresión del canon ofrecen todo su apoyo a la polémica ley que pretende cerrar páginas que contengan enlaces. Como si de un intercambio de cromos se tratara.
Lo cierto es que la petición del PP pasa por la abolición del canon y por la instauración de nuevas fórmulas para seguir recaudando por la propiedad intelectual. Algo así como si el médico que te ha operado de apendecitis te cobrara cada año un importe por haberte hecho una buena sutura. Y así durante toda la vida.
Habrá que estar preparados. Los autores y el gobierno de turno, no olvidemos que el propio Partido Popular fue el encargado de ampliar en 2003 (José María Aznar) la aplicación del canon digital, serán los que deduzcan una nueva fórmula mágica para seguir viviendo de las rentas de algo que no es suyo. Hay que tener en cuenta que hasta ahora hemos pagado a las entidades gestoras importes por cada uno de nuestros aparatos electrónicos: impresoras, ordenadores, teléfonos móviles, cedés… aunque no los utilizáramos para grabar contenidos protegidos por derechos de autor. Algunos ya han reconocido que esta era una buena fórmula para compensar las pérdidas sufridas por la piratería. Y se quedaban tan anchos.
De hecho, mientras la cúpula de autores y cineastas indignados se quejaba, Teddy Bautista (ex presidente de la SGAE) presentaba un balance de cuentas envidiable en tiempos de crisis. Y es que en 2010 la SGAE recaudó 365 millones de euros, un 7,7% más que en el año anterior 2009.
El hecho de que el gobierno haya aprobado la supresión de este canon no debe ser una razón para alegrarnos o ser optimistas con respecto a las medidas que está llevando a cabo el ejecutivo. En este punto también hay que recordar que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea se ha manifestado acerca cuestión en dos ocasiones, indicando que el polémico gravamen solo podía efectuarse sobre materiales de compra privada y no sobre los adquiridos por las empresas. El problema, señores, es que existen muchos particulares que no utilizan sus aparatos electrónicos y soportes para grabar canciones o películas. ¿O es que pueden demostrar lo contrario?
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