martes, 12 de julio de 2011

Ahora sí que no queda dinero: rescatar a Italia costaría 1 billón de euros

El ataque a Italia del mercado en las últimas semanas y, muy especialmente, la ofensiva del pasado viernes han dado un vuelco dramático a la crisis. Rescatar a la tercera economía de la zona euro, cuyo Estado es el segundo más endeudado de la moneda única en términos porcentuales (sólo por detrás de la ruinosa Grecia), obligaría a movilizar 1 billón de euros. Al fondo de rescate al que contribuyen Europa y el Fondo Monetario Internacional.
  
Hace año y medio que el gurú Nouriel Roubini, uno de los pocos que además de ver venir la crisis tuvo el valor de advertirlo en público, advirtió que el problema no eran Grecia, Irlanda o Portugal; sino España e Italia, dos países demasiado grandes para dejarlos caer, pero también dos economías excesivamente grandes para poder rescatarlas.

 El desplome de cualquiera de las dos amenazaría la supervivencia del euro, y podría devolver a la recesión a la economía mundial, tras casi un lustro de crisis.

En primavera de 2010, recién rescatada Grecia con un fondo improvisado entre Europa y el FMI con préstamos a entregar entre 2010 y 2012 por un total de 110.000 millones de euros, los mercados seguían temiendo más quiebras. El miedo se centraba en España.

Un cuantioso fondo

Los políticos europeos intentaron calmar a los inversores creando un fondo de rescate al que la UE aportó 500.000 millones de euros, y el FMI otros 250.000. Si Grecia había necesitado de 110.000 millones, y la economía española era unas seis veces mayor, para demostrar que Europa no permitiría que Madrid quebrara era preciso poner a su disposición aproximadamente 600.000 millones de euros.

Para cubrir también las espaldas de Irlanda y Portugal, los otros países en apuros, por si caían como finalmente ocurrió, se calculó que harían falta otros 150.000 millones. Así se llegó al fondo de los 750.000 millones. Aplicada está lógica a Italia, un país y una economía 1,5 veces mayor que España, el rescate se dispararía a 900.000 millones de euros e incluso a 1 billón, teniendo en cuenta que su deuda pública cerrará este año en un nivel equivalente al 120,3 por ciento de su producto interior bruto (PIB), según prevé la Comisión Europea.

Al cierre de 2010, la deuda pública italiana se elevaba a 1,84 billones de euros, casi el triple que la española: 638.767 millones. El PIB español era de 1,06 billones, y el italiano estaba valorado en 1,55 billones. Estos datos son de Eurostat.

El cálculo de cada rescate fue así de insultantemente simple porque siempre había tiempo de afinar según los países fueran cayendo e hiciera falta evaluar su necesidad concreta de asistencia exterior. Otra cosa es que el diseño del mecanismo de rescate fuera imperfecto, y hasta junio de este año haya habido que seguir negociando ajustes, flexibilizaciones y refuerzos. El resultado es aún insuficiente para muchos analistas y responsables políticos porque, por ejemplo, el fondo de rescate sigue sin poder comprar deuda pública de países atribulados en el mercado secundario.

De los 750.000 millones de euros, en noviembre se asignaron 62.700 al rescate de Irlanda. La operación se eleva a 85.000, pero Dublín contribuye con 17.500 millones a su propio auxilio, Reino Unido añade 3.800 millones, Suecia 600 y Dinamarca 400. El rescate de Portugal en primavera de 2011 se lleva otros 78.000 millones del fondo. De modo que a estas alturas sólo quedan 609.300, justito para rescatar a España.

Y en septiembre quedará aun menos. Puesto que se prevé que tras el verano los europeos y el FMI alcancen un acuerdo para prolongar hasta 2014 el rescate de Grecia, y añadirle unos 85.000 millones de euros. Así que sólo queda agarrarse a un clavo ardiendo que, hasta la fecha, ha funcionado a trompicones: los jefes de Estado o de Gobierno de los 17 países de la zona euro se han comprometido a hacer todo cuanto sea necesario para salvaguardar la estabilidad de su divisa

Fuente : El Economista

Reding: "Europa no puede permitir que tres agencias la destrocen"

Berlín. (EFE).- La comisaria europea de Justicia, Viviane Reding, criticó hoy a las agencias de calificación de riesgos, y su negativa influencia en la Unión Europea (UE) y su divisa común en una entrevista con la edición digital del diario alemán Die Welt. "Europa no puede permitir que tres empresas privadas estadounidenses la destrocen", aseguró la comisaria europea en referencia a las tres agencias que dominan el sector: Standard & Poors (S&P), Moody's y Fitch.

En línea con lo apuntado en la última semana por la Comisión Europea (CE) y el Gobierno alemán, especialmente, Reding acusó a las tres empresas de conformar "un cártel". Para poner fin a esta situación, que afecta directamente a la estabilidad de la zona euro, la comisaria de Justicia apuntó dos posibles soluciones: una salida multilateral liderada por el G-20 o una decisión unilateral europea. "O los países del G-20 acordamos deshacer el cártel de las tres agencias de calificación de riesgos estadounidenses o se crean agencias independientes europeas y asiáticas", indicó Reding. La comisaria sugirió, asimismo, la posibilidad de que Washington intervenga para partir en seis agencias a las actuales "tres grandes", como se las conoce popularmente en los mercados.

En las últimas semanas distintas autoridades a nivel nacional y europeo han acusado a las tres agencias de calificación de riesgos principales de haber conformado un "oligopolio", en palabras del ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, o de sufrir "conflictos de intereses", como apuntó la canciller, Angela Merkel. El presidente de la Comisión Europea (CE), José Manuel Durao Barroso, anunció la semana pasada la intención de la UE de regular la actividad de estas agencias.

Las críticas europeas contra las "tres grandes" arreciaron a raíz de la drástica rebaja de la nota de la deuda portuguesa un total de cuatro niveles, hasta la calificación de "bono basura" de forma inesperada y horas antes de que Lisboa subastase nuevos bonos.rnacional (FMI) sólo le quedan 600.000 millones. El regulador de la bolsa italiana pone cerco a la venta al descubierto.

Fuente: la Vanguardia

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